Caminando en la India



"Incredible India", así rezan todas las propagandas de turismo de la India.  y definitivamente uno llega, y la primera impresión es de incredulidad. Tanto caos, tanto ruido, tanto movimiento... Y así seguro le pasará la primera semana, y la segunda; luego en la tercera comenzará a notar el orden que existe dentro del caos, la magnificencia opacada por tanto polvo, la opulencia y el resplandor de épocas pasadas, y el fuerte vínculo entre ese pasado y este presente.


Me tocó entrar a la India el día de la celebración de Diwali, bastó para enamorarme. Las festividades en la India se calculan según el calendario lunar, por tanto siempre cambia la fecha; Diwali puede celebrarse entre finales de octubre hasta mediado de noviembre. Es conocido como el festival de las luces, y sería algo así como el año nuevo hindú: la gente estrena ropa nueva, las casas se limpian de una forma especial y se llenan de velas y luces blancas al atardecer, se prepara mucha comida, se comparten muchos dulces, se renuevan los libros de cuentas, se reconcilian los enemigos... en fin, cualquier acción que signifique renovación.

Conmemora la muerte del demonio Narakasura a manos de Krishna y la liberación de dieciséis mil doncellas que éste tenía prisioneras. Celebra también el regreso a la ciudad de Ayodhyā del príncipe Rāma tras su victoria sobre Rāvana, rey de los demonios. Según la leyenda, los habitantes de la ciudad llenaron las murallas y los tejados con lámparas para que Rāma pudiera encontrar fácilmente el camino. De ahí comenzó la tradición de encender multitud de luces durante la noche.

Al ver la India bajo la luz de las velas uno recuerda todo el misticismo que envuelve su nombre aquí en occidente. Uno siente como si Rama va a llegar en cualquier momento precedido por un cortejo de músicos, bailarines y elefantes. Luego se acaba Diwali, y uno se despierta en una ciudad polvorosa y mal oliente, y es donde realmente comienza el viaje.

Después de 30 horas de vuelos, escalas, trámites de aeropuerto, llego a la ciudad de Hyderabad, mi "hogar" los próximos 3 meses.  Wikipedia decía que es la 6ta ciudad más poblada en la India, la cual fue conocida como por su comercio y artesanía de las perlas,  y que hoy es conocida por su creciente industria tecnológica. Muy bonito ¿no?. Bueno, el aeropuerto, lejos de parecerse en nada a lo que cuenta el internet, es pequeño, pareciera en reconstrucción; no vi un sólo computador en ningún lado, sólo una sensación de pobreza generalizada.  Aterricé a las 4 a.m. y después de todos los trámites me dirijo a la salida del aeropuerto, en eso, una avalancha de mendigos se me viene encima, me halan la ropa tratando de llamar mi atención, y yo me voy encogiendo dentro de mi ropa tratando de pasar desapercibida.

Cuando por fin encuentro la persona que viene por mi, me repongo un poco del susto, y comienzo a sentir los olores... y me voy preocupando un poco más. Pero, como no me amedrento tan fácil, decido dormir un poco y levantarme con todo el ánimo a comerme el mundo.

Al otro día, mi primera impresión no cambió demasiado, lo que vi fue lo que vi, lo que olí igual... y hacer el recorrido alrededor de mi hostal por primera vez fue un poco apabullante. Es curioso como hay personas que no se reponen de esa primera impresión. Pues en un país tan diverso y cambiante, cada día llega con su propio afán y nuevos descubrimientos.

Lo primero que me atrapó fue la comida. Después de probar los primeros 2 platos me quedé con ganas de más, y pues a la semana ya me sabía donde estaban (y había probado) todos los restaurantes del barrio. Me impulsó a buscar más lejos, y ni hablar que en el trayecto me paré a ver, tocar y probar todo lo que pude. En ese proceso encontré mi primer cine, lo cual en la India es una experiencia alucinante: una película de más de 3 horas en hindi, del cual no entiendo ni papa, aún así leer las expresiones y ver a los espectadores emocionarse hasta el punto de pararse, gritar y aplaudir, parecía una dimensión desconocida.


Luego de 2 semanas, ya me movía sola por la ciudad, chapurreaba algunas palabras, conocía donde estaba todo lo que necesitaba, así que me quedaba muy claro: hay que ir a otra ciudad, ademas que se acercaba mi cumpleaños y era la excusa perfecta para agasajarme. La ciudad elegida: Bengaluru, en ese momento aun llamada Bangalore.

Los trenes son un medio de transporte muy común y económico, pero también muy utilizado. Los boletos se compran al menos con una semana de anticipación y aún así no hay garantía. Compro mi boleto, me preparo para mi viaje, y llego a la estación con 10 minutos de anticipación, y sorpresa: el tren había salido antes. Como ya estaba "lleno" les pareció lógico no esperar más. Eran las 9:00 p.m. así que no me quedaba mucho por hacer. Me resigno y decido que voy a tomar un bus, porque quedarme en la ciudad no era una opción.

14 horas de viaje, del que no puedo decir nada, porque no se veía ni una lucecita en el camino.

Bengaluru: es la capital del estado Karnataka. Es una ciudad que contiene referencias desde 900a.c., aunque solo existe un asentamiento continuo desde el siglo XVI.

Durante el Raj Británico se convirtió en un centro de control para la corona, por tanto la influencia en su arquitectura y urbanismo es impresionante.  Es conocida como la ciudad "jardín" y eso se nota nada más llegar: una gran cantidad de áreas verdes y parques. También es conocida por su industria textil, asi que si quiere comprar buena seda ese es el lugar; Por supuesto yo me compré un saree.

Otra localidad cerca de Hyderabad muy impresionante es Warangal. Esta es una pequeña ciudad perteneciente a Tengalana, dentro de Andhra Pradesh; es muy reconocida e importante por su legado arquitectónico que data entre 1160 - 1301, tal es el caso del templo de las mil columnas de 1165.

Sin importar la distancia, ya estoy en la India, no se admite discusión alguna: TENGO que ir al Taj Mahal. Así comienza mi recorrido hasta el norte: 27 horas en tren, horrible. Recomendación: si le toca viajar en tren, haga lo necesario por no necesitar nunca el baño.

En Delhi el clima es mucho más frío, el día pasa en envuelto en una bruma casi completamente, acompañado por una llovizna fina y persistente. Es una ciudad grande y bulliciosa, aun mas de lo que había conocido hasta ese momento.  Uno camina por cualquier calle y siente como un mar de gente le va arrastrando consigo.

Agra queda a otras 5 horas de Delhi, el Taj Mahal es bellísimo: los detalles de la construcción le sacan un suspiro a cualquiera. Eso si, miren la "fila" solo para entrar.


Después de 10 días en Delhi, me tocó volver al sur, mismo camino, otras 27 horas, solo que un poco mas cansada.

Al finalizar los 3 meses me quede igual con la sensación de que no conocí lo suficiente. Aun antes de regresar a casa ya sabia que en algún momento tendré que regresar.

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